My Bohio!

Mucho tiempo ha, en el lejano país de los Zumbidos, una soleada mañana de verano ocurrió algo extraordinario que revolucionó la tranquila vida de la pradera. Hasta aquel momento la vida transcurría plácidamente: las malvas transmitían serenidad como su color; las margaritas juguetonas arrancaban destellos de amarillo y blanco; el diente de León, delicado y elegante, brillaba como una gema entre la hierba cuando recibía los rayos del sol; la lavanda con su potente aroma estaba siempre rodeada de ruidosos y atareados insectos, y la amapola, roja y apasionada, coqueteaba con el fragante lirio. Nada perturbaba la calma de aquel lugar.